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Terminó el mes de abril caracterizado por las subidas generalizadas en las bolsas de uno y otro lado del Atlántico, gracias particularmente al rally experimentado la semana pasada. Y no ha sido fácil. Se han vivido fuertes tensiones económicas y políticas: el rescate de Chipre, el desgobierno imperante tras las elecciones de Italia, las sacudidas en los precios de los commodities… En una semana a caballo entre abril y mayo, con el cierre de las bolsas europeas por el Día del Trabajador, las miradas estaban centradas en los bancos centrales de EEUU y Europa, si bien buena parte de sus decisiones ya se venían descontando en los mercados de renta variable.
En EEUU la semana se planteaba compleja debido a cierta batería de datos macro, resultados empresariales y reunión de la Fed. Al finalizar abril en Wall Street imperaban los bulls y, a pesar del mal dato de la evolución de la actividad industrial, el S&P 500 continuaba su paseo entre máximos históricos. Con el estreno del mes de mayo y las plazas europeas en festivo, el patio neoyorquino se quedó sólo ante sus malos datos macro (creación de empleo en sector privado, actividad manufacturera, y gasto de la construcción) en la jornada en que la Fed anunciaba la continuidad de sus medidas de estímulo y del precio del dinero. Los resultados empresariales no ayudaron a mejorar al cierre. Ayer los datos favorables del paro semanal (que cayó a mínimos de 2008) y la reducción del déficit comercial espolearon nuevamente a los índices de la principal economía del mundo.
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En Europa la semana comenzaba con un suspiro de alivio, después de que se confirmara la formación de un gobierno de coalición en Italia presidido por Enrico Letta. El Mib respondió con fuertes subidas, y la mejora también se hizo notar en la subasta del tesoro italiano. Y si el lunes se mantenían los números verdes de la semana anterior, el martes el dato del aumento de la tasa de paro de la zona euro nos devolvía a los rojos antes del festivo y del BCE. Un BCE que cumplía con los pronósticos (largamente descontados por los inversores) y bajaba los tipos un cuarto de punto hasta su nuevo mínimo histórico (0,50%). Además Draghi anunció un recorte del tipo marginal de crédito hasta el 1% en su afán por mejorar el acceso de PYMEs a la financiación, algo que no terminó por convencer a los mercados, y que se tradujo en caídas generalizadas luego minimizadas por los avances registrados en Wall Street.
Las economías periféricas han sido las más beneficiadas por la comparecencia del presidente de la Fed, al menos en lo referente al mercado de deuda. En el caso de España la prima de riesgo se sitúa por debajo de los 280 puntos básicos, mientras el bono a 10 años lo hace por debajo del 4% por primera vez desde 2010.
En cuanto al mercado de renta variable, el IBEX terminó el mes de abril como uno de los más destacados de Europa, con una ganancia del 6,3%, aunque ello no debe ocultar la realidad de que el selectivo sigue enfrentado a su resistencia de los 8.755 puntos alcanzados en enero, y a expensas de los mínimos alcanzados el pasado 5 de abril de 7.716 puntos. Si la figura “W” se cumpliera, al IBEX aún le quedarían 400 puntos por sumar, aunque cierto es que el intento llega en el tradicional momento “sell in may and go away” (vende en mayo y márchate). Un recurrido adagio que nos recuerda el comienzo de la disminución del volumen en los meses de verano. Si bien puede tratarse de un efecto de estacionalidad y no impedir nuevas subidas, no podemos olvidar que en Wall Street se hallan en niveles de vértigo, marcando máximos históricos. De superarse, y si otros condicionantes no lo impiden, nuestro sensible IBEX podría atacar sus máximos anuales.
Amar N. Daryanani
Analista Independiente