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La última semana de enero llega a su fin inmersa en una oleada de referencias a uno y otro lado del Atlántico, entre datos macro y empresariales, que de forma desigual han llevado el júbilo o la desazón a los patios bursátiles. Mientras algunos inversores han hecho oídos sordos a las malas noticias y se han apuntado a las compras, en otros países los malos datos se traducían en sesiones de fuertes caídas.
En EEUU junto a la reanudación de la presentación de resultados empresariales, se conocían los malos datos del mercado inmobiliario y de confianza del consumidor. Pero alcistas ganaron la partida y el Dow Jones registró máximos no vistos desde 2007, mientras el S&P 500 consolidaba los 1500. Sin embargo, llegó el jarro de agua fría de manos del PIB americano, que cae un 0,1% cuando lo previsto era un avance del 1%. Primera caída desde 2009.
Batacazo de la primera economía del mundo cuyo efecto se dejó sentir en las bolsas europeas, con peor resultado si cabe. Aun así Wall Street cierra su mejor mes desde octubre de 2011, al registrar los principales índices una subida media del 5%. La reunión de la Fed se saldó sin novedades: las medidas de apoyo continuarán mientras no haya novedades en la reducción del paro.
En Europa han primado la toma de beneficios y la cautela ante la presentación de datos empresariales de signo mixto. Aquí los inversores tampoco escucharon las buenas noticias llegadas desde Asia (mejora de las expectativas de crecimiento de la economía china, dato de producción industrial de Corea del Sur, y consecuentes subidas de las principales bolsas asiáticas) y a pesar de la fortaleza mostrada por algunos de los principales índices, ganaron las ventas tras conocerse el dato del PIB estadounidense. De poco sirvió que se conociera una mejoría en el indicador de confianza de la zona euro, destacando el correctivo sufrido el miércoles por el Mib italiano, de más de un 3%.
En España el IBEX debía enfrentarse a la comentada batería de datos macro y a la presentación de resultados de los principales bancos del país, que ya se esperaban negativos. Las provisiones por el riesgo inmobiliario que han debido emprender merced a los Reales Decretos del gobierno de Rajoy, se tradujeron en masivas reducciones en el beneficio en la mayoría de los casos. Por si fuera poco, la tranquilidad de los inversores más acomodaticios llegaba a su fin, tras conocerse (y descontarse) que la Comisión Nacional del Mercado de Valores no prorrogaría la prohibición de las ventas a corto.
¿Consecuencia? Ayer jueves el IBEX se dejaba un 2,45% en su mayor tropiezo desde septiembre pasado. Hoy va perdiendo casi un 1,45%. La cautela de los inversores, de la que hablábamos la semana pasada, se ha tornado en temor a los bajistas. Al fin la bolsa española se enfrenta a un mercado de renta variable “real”, y el resultado convierte los 8700 puntos (máximos no vistos en casi un año) en un suspiro.
Pero es esta situación la que genera mayores y mejores posibilidades. ¿Es usted bajista? Pues no haga caso de la mala fama que algunos insisten en atribuir al trader. Invierta en el IBEX. Nunca se sabe cuándo volverá el veto a las posiciones cortas, pues este país de pandereta no piensa ni en el volumen ni en los inversores extranjeros. Aproveche la ocasión. Creemos que la corrección del selectivo español es natural, y que aún queda margen de movimientos destacables.
Y si no es así y usted es inversor a largo plazo, vaya pensando en la bolsa asiática.
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