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Terminaba un mes de agosto menos tranquilo de los esperado y deseado. Un mes de tradicional descenso en el volumen de compras, dadas las vacaciones de las ‘manos grandes’, que en cambio se ha saldado de manera dispar y llamativa a uno y otro lado del Atlántico. Mientras en EEUU agosto quedará como un mes para olvidar, en Europa la bolsa ha experimentado una volatilidad difícil de recordar. De fondo, la posible intervención armada en Siria arroja una sombra de dudas sobre los inversores, lo que se traduce en incertidumbre y ventas.
En Wall Street, los descensos registrados en la sesión del viernes pasado pusieron el colofón al que ha sido el peor mes de la bolsa neoyorquina desde mayo de 2012. Los datos macro de la jornada no pudieron hacer frente a la importancia de las declaraciones de Kerry y Obama sobre una posible (ya segura) intervención norteamericana en Oriente Próximo.
Transcurrido el fin de semana, el lunes la bolsa de Nueva York permaneció cerrada (día del trabajador) y los inversores no pudieron aprovechar el buen dato del PMI de China. Sí se impusieron las compras las dos jornadas siguientes, aunque el martes los índices quedaran lejos de los máximos intradía debido al “susto” de los misiles balísticos detectados por los radares rusos. Ya el miércoles las miradas se centraron en el Libro Beige (el informe macroeconómico publicado por la Fed) que no arrojó sorpresas ni novedades acerca del fin de los estímulos monetarios. La cita queda aplazada a la reunión de la Reserva de los días 17 y 18 de este mes.
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Evidentemente también la renta variable europea también se ha visto afectada por la guerra en ciernes, aunque más en un segundo plano, pues se da por seguro que el único país europeo que podría intervenir es Francia. Recordemos que el parlamento británico vetó la petición de Cameron, y que el resto de países se inclinan por esperar una resolución de la ONU que difícilmente llegará.
En Europa por tanto mandan los datos macroeconómicos y las tensiones políticas. Respecto a los primeros, el viernes pasado las bolsas europeas cerraban agosto con caídas generalizadas tras conocerse varios datos de distinto signo (destacando las ventas al por menor en Alemania, peor de lo esperado). Un revés del que los parqué se recuperaron el lunes, al conocerse buenos datos de PMI de varios países. Tras unas jornadas de transición, y recuperados del susto de los misiles, todas las miradas se volvían a la comparecencia de Mario Draghi de hoy, tras la periódica reunión del BCE, que se ha saldado manteniendo los tipos pero sin descartar una futurible rebaja.
Por lo demás, la reunión del G20 confirma que sólo Francia está dispuesta a acompañar a EEUU en su cruzada contra el régimen de Al Asad, y nos deja a un Obama citando a Rajoy en la Casa Blanca. Descarten fotos como la de las Azores.
Precisamente la bolsa española ha vivido una auténtica montaña rusa en agosto. Durante este mes el Ibex ha visitado sus máximos anuales (8.821 puntos el día 16) para perder el viernes cualquier soporte reconocible, al cerrar en 8.290 puntos. En total el selectivo finalizaba agosto cediendo un 1,7% de media. Septiembre, en cambio, ha comenzado con cuatro sesiones consecutivas de compras que han llevado al Ibex a recuperar terreno perdido. Hoy ha cerrado nuevamente por encima de los 8.500 tras la ausencia de sorpresas en la reunión del BCE y en la subasta del Tesoro.
Amar N. Daryanani
Director de BolsaMercados