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Terminaba el puente de Semana Santa y nos adentrábamos en la semana de los bancos centrales. La renta variable sigue por caminos divergentes a uno y otro lado del charco, según la digestión de las noticias de los organismos de regulación monetaria, y de uno datos macro que decepcionan al inversor. Atrás parece quedar la crisis de Chipre, pero asoman nuevas amenazas en el panorama internacional.
La semana comenzaba con EEUU caminando en solitario por ser festivo en Europa, y en Wall Street tocaba recogida de beneficios tras terminar el pasado jueves en máximos históricos, y después de conocerse el dato, peor de lo esperado, del ISM manufacturero. Tras el respiro del martes, en el que el Dow Jones y el S&P 500 volvieron a la zona de máximos, el miércoles volvían las ventas no sólo por un mal dato de empleo o del ISM no manufacturero, sino más aún por las declaraciones de John Williams, presidente de la Reserva de San Francisco, poniendo fecha de caducidad a las medidas de estímulo de la Fed.
Tras las leves subidas de ayer, motivadas por las agresivas políticas anti-deflación anunciadas por el Banco de Japón, hoy todas las miradas se centraban en el informe oficial de empleo de marzo: el mercado laboral de EEUU no mejora, pues creó en marzo menos de la mitad de los 200.000 puestos de trabajo que se esperaban. Se prevén curvas para la sesión de hoy.
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Por su parte, a Europa le toca vivir su propio calvario. Enfriada la crisis de Chipre tras alcanzarse un acuerdo de mínimos para aprobar el rescate de la isla, se mantienen las tensiones en el resto de economías periféricas: Italia continúa sin gobierno y sin visos de constituirlo, y en Portugal se dirimió una moción de censura contra el ejecutivo de Coelho que hace dudar de la continuidad del rescate luso. Incluso ya hay quien apunta a Eslovenia como próxima economía a rescatar a poco que se conozcan sus problemas financieros. Con esta tesitura, y con unos datos macro decepcionantes, la renta variable europea se aferraba mientras podía a Wall Street y a las noticias del Banco de Japón, esperando que de la reunión del BCE de ayer saliera algo positivo. Pero Mario Draghi decepcionó a los inversores al no concretar las medidas convencionales y no convencionales en las que piensa el organismo regulador. Hoy la atención está puesta en el empleo de EEUU. Tras conocerse el dato de menor creación de empleo de la prevista, las bolsas europeas esperan a la apertura de Wall Street.
En España el IBEX se ha visto lógicamente afectado por las tensiones del entorno europeo. A pesar de las subidas del martes tras conocerse los términos del rescate de Chipre, que permitían al selectivo recuperar los 8.000, esta cifra ha quedado atrás después de dos sesiones consecutivas en negativo. En el mercado de deuda las noticias eran mejores de lo esperado, pues el Tesoro conseguía colocar 4.300 millones de euros en bonos conteniendo los costes de emisión. Esto dice bien a las claras que mejora la confianza en la cuarta economía de Europa, alejándola de los rumores de rescate que durante medio año venían acosándola. La decepcionante comparecencia de Draghi lastró la mejora de la prima de riesgo, que volvió a situarse cerca de los 370 puntos básicos, pero sin mayores consecuencias. No por esa falta de concreción podemos cargar contra ‘Supermario’ pues, al fin y al cabo, gracias a su “haremos lo que sea preciso” economías como la española mantienen alejada la sombra del rescate.
En definitiva, el IBEX ha perdido el soporte de los 7.850 puntos que en otras ocasiones hemos señalado como aviso de una fuerte corrección bajista. Ahora sabremos si teníamos razón, o si se trata de una leve corrección inmersa en un canal alcista que permita un rebote. A falta de otros datos que muevan hoy el sentimiento de los inversores, habrá que esperar a los movimientos en Wall Street para saber si veremos fuertes descensos en las bolsas europeas. Y aun habiéndolas, veríamos si se confirman el lunes.
Amar N. Daryanani
Analista Independiente