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Llega a su fin una semana que podemos considerar de transición, en la que el huracán “Sandy” acaparó las portadas, y en la que el cierre de Wall Street durante dos jornadas dibujó el panorama perfecto para los traders más dinámicos. Termina octubre con un IBEX anotándose una subida total del 1,74% y con un gobierno que descarta el rescate “salvo cataclismo” mientras la sociedad vive una “noche de brujas” que no parece tener fin.
Desde agosto ciertas agencias de noticias han apostado por un recate inminente de España. Que si en septiembre, que si en octubre… Pues no. No habrá rescate este año, al menos según las últimas declaraciones de Mariano Rajoy. El Presidente del Gobierno apuesta todas sus cartas a la existencia de un plan de rescate al que no acogerse mientras pueda.
Pero el Ejecutivo pospone su decisión no en función de la marcha de un país que se desangra, sino de la paciencia de unos inversores que hace tiempo perdieron la fe en la economía española. No hay ases en la manga porque la partida ya está perdida, y es sólo cuestión de tiempo abandonar la mesa.
El Gobierno olvida que el tejido industrial sigue sufriendo la escasez de créditos y la falta de consumo, y que todos los analistas coinciden en que no vayan a cumplirse los objetivos de déficit.
Para más inri, esta semana el Ejecutivo pudo escudarse en un dato “no tan malo”: la economía española se contrajo en el tercer trimestre un 0,3%, (mientras que los analistas habían vaticinado un PIB negativo del 0,4%). Buena noticia a priori, pero con trampa. Según varios analistas, esto no significa que la economía esté mejorando, sino que las familias adelantaron sus compras ante la subida del IVA prevista para el pasado 1 de septiembre.
Aun así Rajoy puede tener la suerte de cara este mes de noviembre. Si efectivamente se aprueba el segundo tramo de ayuda para Grecia (decisión que podría tomar el Eurogrupo el 12 de noviembre) la presión en los mercados de deuda de los países periféricos puede verse disminuida, dando un balón de oxígeno a un Presidente que no quiere pedir el rescate “salvo que pase algo extraordinario”.
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