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Mientras ya es oficial que el IFE aprobó por unanimidad la petición de las izquierdas para realizar un conteo “voto por voto”, los resultados de las elecciones en México del domingo 1 de julio volvieron a jaquear el prestigio de la democracia en la República. Las malditas tarjetas han salpicado nuesvamente el prestigio.
Por un lado, Andrés Manuel López Obrador ha enfatizado que cuenta con pruebas que el PRI compró los votos de los mexicanos y que con ello excedió el tope permitido para los gastos de campaña y ha dicho “El PRI a través de las tarjetas de Soriana compró votos, es público, notorio, hay información del dominio público, compraron millones de votos y lo fundamentamos” y agregó “es una vergüenza nacional esta elección por la manera en que actuaron los patrocinadores, dirigentes del PRI y la manera inmoral de Enrique Peña Nieto”.
Por su parte, el secretario de Organización del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Miguel Ángel Osorio Chong, negó que su partido haya utilizado monederos electrónicos para comprar votos para la elección del domingo 1 de julio y afirmó “Nos deslindamos totalmente de este señalamiento.”
Ahora bien, los acontecimientos han dejado nuevamente a la luz de todos la vieja política mexicana que vuelve a insitir con sus métodos de baja reputación que se aprovechan de las necesidades de ciertos sectores de la población y que dejan en evidencia las carencias que sufre el país a nivel moral, ético, económico y de educación, donde las tarjetas de Soriana tienen más valor que el futuro de la República Mexicana.
Según hemos visto en varios medios, se produjo una carrera frenética por gastar esos pesos en las tarjetas de Soriana, así se pudo obdervar a personas utilizando ese dinero antes que se descubriera el “presunto fraude”, lo que llevó a muchos a invadir las tiendas de la cadena Soriana.
Lo más preocupante, además de los métodos que intentarán probar quienes denuncian esta situación es que tanto quienes “vendieron su voto” como los candidatos de la coalición PRI-PVEM que supuestamente han dado vía libre para ello, han optado por canjear su prestigio por una tarjeta de Prepago. Esto quiere decir que su credibilidad vale exactamente una carga de entre 200 y 700 pesos en monederos electrónicos.
Viejas prácticas
Según manifestó Rocío Ugalde El canje del voto en un principio sólo era por cien pesos, comentaron los poseedores. Pero la cantidad se incrementó conforme se acercaba el día de la elección. “Ayer –el domingo 1º de julio– ibas a la casilla, votabas, tomabas una foto a la boleta marcada en favor del PRI, la mostrabas y te daban la tarjeta”, manifestó Rocío Ugalde.
Viejas prácticas que dan asco, esa es la frase que podría definir esta actualidad, de confirmarse esto, la democracia mexicana vale una tarjeta de Soriana, o las ofertas de Soriana como cajas de cereal, o paquetes con rollos de papel de baño, en definitiva, equivale a la carga de una tarjeta de prepago, aunque los políticos se llenen la boca agradeciendo a su pueblo con palabras baratas que valen un puñado de pesos.