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El sexenio que ha comenzado trae novedades para muchos, y en especial para el sector bancario. Las “nuevas medidas de austeridad” que intentará implementar la administración federal merecen ser comentadas.
Una de las acciones concretas que conlleva una profundización de la bancarización será la dispersión de todos los pagos de nómina de las instituciones públicas federales. Pero esto no es todo, sucederá lo mismo con los pagos y subsidios que otorgue el gobierno.
¿Qué quiere decir esto? A través de un decreto “la Tesorería de la Federación realizará los pagos con cargo al Presupuesto de Egresos de la Federación de forma electrónica, mediante transferencias de fondos para su acreditamiento en las cuentas bancarias correspondientes, de conformidad con las disposiciones aplicables”.
Esta medida sostiene que las dependencias y entidades deberán pagar de forma electrónica, a través de un depósito en cuenta que efectúe la Tesorería, a las cuentas bancarias de los servidores públicos por concepto de pago de nómina.
Los bancos celebran esta implementación ya que sumarán miles de nuevas cuentas de nómina, lo que se traduce en potenciales clientes de servicios financieros, incluso, las instituciones financieras no bancarias como sofomes o corresponsales, se beneficiarán ya que existen muchas poblaciones donde no hay sucursales bancarias.
Otro sector que participará de esta bancarización son las las personas contratadas por honorarios (incluye a quienes faciliten la entrega de apoyos en especie a los beneficiarios de los programas de subsidios). Este segmento cobrará su paga a través de una cuenta electrónica, ya sea bancaria o de cualquier otro organismo financiero no bancario.
Ahora, todos los proveedores de bienes y servicios del gobierno federal recibirán sus pagos a través de cuentas bancarias.